“Te tengo. Vas a estar bien. Ahora estás a salvo”.
Fue lo último que escuché antes de que todo se pusiera negro. Lo último que vi fue el rostro barbudo del misterioso y hermoso hombre de montaña. Lo último que sentí fue sus grandes y fuertes brazos envueltos alrededor de mi cuerpo, sacándome de la nieve, y por alguna razón, creí cada palabra que dejo.
Julia Carmichael se pasaba los días trabajando como una esclava en la oficina, y sus noches encorvadas sobre su teclado, tratando de poner en funcionamiento su empresa de diseño gráfico. Un fin de semana de chicas con su mejor amiga recién divorciada parecía una gran oportunidad para salir y disfrutar de unas raquetas de nieve, pero cuando una tormenta de nieve y un perro fugitivo pusieron su vida en peligro, su mundo entero se puso patas arriba.
Clayton Billings había visto suficiente del mundo durante su tiempo en el ejército. Se mudó a las montañas para abrir una estación de esquí con su mejor amigo, y trató de mantenerse fuera de la vista del público, encargándose el mantenimiento y poniendo en práctica sus habilidades de rescate cuando los invitados se encontraban en un aprieto. Pensó que estaba viviendo la vida de hombre de montaña de sus sueños hasta que encontró a Julia boca abajo en la nieve el día de San Valentín.
Algo sobre ella era diferente a los otros turistas. Algo en ella lo hacía querer protegerla, amarla, conservarla para él...
Atrapado en una pequeña cabaña, nevado sin ningún lugar a donde ir y sin nada que hacer, ¿la flecha de Cupido hará de este un Día de San Valentín para recordar?
Un hombre de montaña para el día de San Valentín es una novela humeante pero dulce de 30,000 palabras sin trampas y un “felices para siempre” garantizado.
