Conocí a William una noche y quedé prendada de ese millonario sexy de ojos penetrantes.
Aunque solo fue una aventura.
Mi nueva vida me esperaba en otra ciudad y tras esa única noche lo dejé atrás.
Pero el destino me tenía una sorpresa guardada cuando tras mudarme y buscar un nuevo trabajo, lo vuelvo a ver.
¡SOLO QUE ES MI NUEVO JEFE!
Ahora tengo que verlo cada mañana, sentado detrás de su escritorio, mirándome con esos ojos azules que me hacen sonrojar.
Sí, es William.
Y sí, se siente como si fuera el día del juicio final. ¿Podría ser peor?