Quilts & Chuckles


Mi mejor amiga y el repartidor tienen el mismo nombre al revés. Lo sé. Pero cuando descubro algo graciosamente impresionante en un listado de propiedades, hago la llamada tan rápido que ni siquiera pienso en el repartidor.
Hasta que responde.
¡Oh, no!
Um... Acabo de invitar a mi repartidor -un chico más joven por el que llevo meses enamorada en secreto- a una mazmorra “para adultos”.
¿Qué hago ahora?
Como siempre, este libro de Megan Wade viene con su “promesa de azúcar”. Alto calor, bajo drama, garantizado






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