En Risda III, se ha convertido en una costumbre que las mujeres se casen por conveniencia. Proporciona seguridad y protección en un universo que no ofrece nada de eso para los humanos.
Yo, realmente no, “necesito” un marido. Solo quiero uno. Y quiero a un hombre en particular. Hay un chico nuevo en la ciudad, un militar llamado Rektar según la información que tengo. Todos los días me presento a su oficina y coqueteo con él. Le llevo pasteles. Giro mi cabello. Dejo muy, muy obvio lo que quiero.
Rektar es paciente y gentil a pesar de su enorme forma. Sería un gran esposo. También no tiene ni idea de que estoy coqueteando con él.
Así que es hora de que sea un poco más atrevida…